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Él envió mensajeros a traer a Balán hijo de Beor que estaba en Petor, junto al río Éufrates, la tierra de sus parientes. Ellos le dijeron:

«Mira, un pueblo que salió de Egipto se ha extendido por todo el país y está acampando aquí cerca. Ahora, ven y maldice a esta gente por mí, porque son más fuertes que yo. Tal vez yo sea capaz de atacarlos y los obligue a salir de la tierra. Sé que el que tú bendices queda bendito y el que tú maldices queda maldito».

Los ancianos líderes de Moab y los ancianos líderes de Madián se fueron a darle el mensaje a Balán. Ellos iban dinero en mano para pagar las maldiciones.[a]

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Footnotes

  1. 22:7 dinero […] maldiciones o quienes eran también magos. O, con las cosas necesarias para maldecir. La gente en tiempos antiguos trataba de hacerles mal a otros escribiendo maldiciones en vasijas y luego usándolas en ceremonias.